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Explicador: Cómo terminar la violencia de género ayudará a cumplir las metas de conservación – Carbon Brief

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Las mujeres juegan un papel fundamental en la conservación de la biodiversidad. 

Mundialmente, sus contribuciones van desde el trabajo agrícola y la conservación de la naturaleza hasta la dirección de organizaciones ambientales y la elaboración de políticas internacionales.

Sin embargo, las mujeres dedicadas a proteger la biodiversidad enfrentan la violencia. 

De acuerdo con un informe de 2020 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el cual encontró a más de 300 hombres y mujeres que trabajaron en sectores vinculados a la conservación, el 59% de las mujeres encuestadas habían observado alguna forma de violencia mientras se llevaban a cabo proyectos ambientales.

La violencia de género puede tomar muchas formas, que van desde la violencia psicológica, incluida la discriminación, hasta la violencia física, sexual y económica. Incluso puede conducir al asesinato. 

La Organización Mundial de la Salud describir la violencia contra la mujer como una “violación grave a los derechos humanos”. Pero, de acuerdo al informe de la UICN, podría también poner en riesgo la capacidad mundial para alcanzar las metas de biodiversidad prometidas en tratados internacionales.

Uno de esos tratados es el Marco Mundial Kunming-Montreal de la Biodiversidad, un acuerdo clave acordado por casi 200 países el año pasado, con el fin de “detener e invertir” la pérdida de biodiversidad para 2030. Contiene dos objetivos para garantizar la igualdad de género y un “plan de acción sobre género” que pretende “prevenir” y “ eliminar” la violencia de género en la conservación de la biodiversidad.

Esto significa que “las partes han acordado a nivel mundial que se trata de un problema real”, cuenta a Carbon Brief Jamie Wen Besson, director del programa de género de la UICN. 

En este explicador, Carbon Brief expone cómo afecta la violencia de género a las mujeres en la conservación de la biodiversidad –ilustrado con ejemplos del Sur Global–.

También destaca algunas de las soluciones que ya existen. Estas van desde empoderar a las mujeres con cursos de mantenimiento de vehículos para viajar solas sobre el terreno, hasta modificar los estatutos de las organizaciones no gubernamentales para incluir a las mujeres en puestos de mayor rango.

Mujeres en la biodiversidad

La biodiversidad es esencial para el bienestar humano y la salud del planeta. 

En la actualidad, alrededor de un millón de especies se enfrentan a la extinción, según el último informe de evaluacion mundial de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES).

El cambio climático es uno de los principales causantes de la pérdida de biodiversidad. Una de cada 10 especies del mundo podría estar en riesgo muy alto de extinción en un planeta con 2C de calentamiento, según el informe de 2022 de los Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad al cambio climático. (Para más información sobre los vínculos entre el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, lea este explicador de Carbon Brief).

Además, las mujeres, pueblos indígenas, ancianos y niños son algunos sectores de la población más vulnerables al cambio climático.

Eventos extremos como la sequía, inundaciones, huracanes y el aumento del nivel del mar “afectan más a las mujeres que a los hombres como consecuencia de la discriminación de género sistemático y las expectativas sociales relacionadas con los roles de género”, encontró un informe de 2022 publicado por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). 

Estos eventos climaticos aumenta desproporcionadamente la salud de las mujeres, de acuerdo con el IPCC. Las mujeres experimentaron mayores impactos en la salud mental, inseguridad alimentaria y complicaciones durante el embarazo asociados a la vulnerabilidad al calor, la contaminación atmosférica y enfermedades infecciosas.

Un estudio de 2022 Descubrió que los eventos extremos, como inundaciones, ondas de calor e incendios forestales –y la inestabilidad económica y social y el estrés que producen– aumentan la violencia de género contra las mujeres.

El informe de la IPBES afirma que, para superar estos desafíos, la conservación debe ser inclusiva y tener en cuenta las necesidades de las comunidades locales, los pueblos indígenas, las mujeres y las niñas.

Rol unico

Las mujeres realizan actividades importantes para la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas, desde la recolección de productos forestales no maderables, como las semillas, hasta la prevención de la deforestación y la gestión del agua para sus familias, según un estudio de 2017

Pero el alcance es mayor, dice Cate Owen, asesora principal sobre igualdad de género del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Ella explica a Carbon Brief que las mujeres son administradoras, gestoras de los recursos naturales, educadoras, cuidadoras, defensoras de sus recursos y territorios, y agricultoras que contribuyen a alimentar a sus familias y comunidades.

Las mujeres indígenas, en particular, tienen una fuerte conexión con la naturaleza, debido a su dependencia de las plantas para curarse y de otros productos forestales para alimentar a sus familias, afirma. sara omi, líder indígena de Panamá.

Reforestación liderada por la Asociación de Mujeres Artesanas Ipeti Emberá (AMARIE) en Panamá, de la cual Sara Omi es miembro.
Reforestación dirigida por la Asociación de Mujeres Artesanas Ipeti Emberá (AMARIE) de Panamá, de la que forma parte Sara Omi. Crédito: AMARIE

Omi es la presidenta de la Coordinadora de Mujeres Líderes Territoriales de Mesoamérica, una plataforma de diálogo e incidencia que reúne a mujeres de países que van desde Panamá hasta México. El grupo está compuesto por 13 organizaciones de mujeres que integran la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques. Omi cuenta a Carbon Brief:

“Somos las guardianas, las protectoras, [somos] conocedoras de todo lo que hay en nuestro entorno… Transferimos el conocimiento de generación en generación”.

Añade que las mujeres indígenas “siempre están ahí para cuidar a la madre Tierra”.

Owen señala que la contribución de las mujeres a la biodiversidad varía de una región a otra debido a diferencias culturales, geográficas y de ecosistemas. Así lo explicamos en Carbon Brief: 

“Las mujeres de las zonas montañosas pueden desempeñar sus funciones y responsabilidades de forma diferente a como lo hace una mujer del Amazonas”.

En todo el mundo, las mujeres representan el 38% de la fuerza laboral de los sistemas agroalimentarios – vinculado a la fabricación de productos agrícolas alimentarios y no alimentarios procedentes de la agricultura, ganadería, pesca y acuicultura. Sin embargo, lo hacen ganando 82 centavos por cada dólar que ganan los hombres.

Sin embargo, aún no se ha cuantificado la contribución mundial de las mujeres en todos los sectores ambientales.

Un informe de 2021 Publicado por Mujeres4Biodiversidad – un colectivo de mujeres y grupos de la sociedad civil que aboga por el empoderamiento de las mujeres en las convenciones internacionales– apunta que las mujeres en estos campos “siguen siendo invisibilizadas y, en la mayoría de los casos, no se les tiene en cuenta ”, lo que dificulta el reconocimiento de sus funciones únicas y el establecimiento de políticas con perspectiva de género.

Además de la falta de información sobre el papel de la mujer en la biodiversidad, las mujeres suelen quedar relegadas a un segundo plano y participan poco en la toma de decisiones, señala el informe.

Esto se debe a los roles que se han asignado a las mujeres y hombres en la gestión de los recursos naturales, dice Owren. añada que estos papeles se definen según las normas de género construidas socialmente. Los hombres suelen tener mayores ingresos por trabajos y ganancias que reciben por la tierra, mientras que las mujeres pueden verse relegadas al trabajo doméstico ya la recolección de agua, y suelen tener restringido el acceso a trabajos remunerados o al trabajo de campo.

Un grupo que desafiaba estos roles tradicionales son las Mambas Negras de Sudáfrica. Se trata de la primera unidad femenina de lucha contra la caza furtiva, cuyo objetivo es proteger a rinocerontes y elefantes sin utilizar armas, balas ni violencia. Ellas patrullan secciones de la zona del Gran Kruger, ubicada al noreste de Sudáfrica, la cual alberga la mayor población de rinocerontes del mundo.

Uno de los equipos de Black Mambas demuestra trampas de alambre que se pueden encontrar en el monte para atrapar animales como antílopes, pero eventualmente pueden atrapar animales vulnerables o en peligro de extinción como leones, rinocerontes y elefantes.
Uno de los equipos de Black Mambas muestra trampas de alambre que se encuentran en los pastizales y se utilizan para cazar antílopes, pero también pueden capturar animales vulnerables o en peligro de extinción, como leones, rinocerontes y elefantes. Crédito: Valeria van der Westhuizen.

Como parte del grupo, 24 mujeres trabajan sobre el terreno, patrullando los límites de las zonas protegidas e impidiendo que los cazadores furtivos entren a las reservas. Otros cinco integrantes permanecen en la aldea, donde enseñan la importancia de conservar los rinocerontes, tanto para la comunidad como para el planeta. Las Mambas Negras han contribuido a reducir la caza furtiva en un 63% a partir de su formación. 

“Nuestro objetivo es hacer de Balule [una reserva natural dentro de la zona del Gran Kruger] un lugar difícil para los cazadores furtivos”, afirma Leitah Mkhabela, supervisora ​​de las Black Mambas. Ella cuenta a Carbon Brief que el grupo se abstiene de emplear la violencia “no quiere vivir en un mundo porque en el que haya viudas y huérfanos”. Y añade:

“Por eso las Black Mambas no estamos armadas –porque apreciamos la vida–”.

Leitah Mkhabela en el campo.
Leitah Mkhabela en el campo. Crédito: Rivoni Mkansi, fotógrafo local.

Las Mambas Negras han elevado la voz de las mujeres en la comunidad e inspiraron a otras mujeres fuera de Sudáfrica, como en Zimbabue, dados Mkhabela. Agrega que “necesitamos que más mujeres [se dediquen] a la conservación de la naturaleza” porque pueden ser guardabosques, detener la caza furtiva y proteger a los animales desde una perspectiva más pacífica que se preocupa por la naturaleza y las personas. 

Las caracteristicas distintas de la violencia

La Agencia de la ONU para los Refugiados definir la violencia de genero como “actos dañinos dirigidos a una persona en razón de su género”. La organización menciona que este tipo de violencia “tiene sus raíces en la desigualdad de género, el abuso de poder y las normas perjudiciales”. 

La Organización Mundial de la Salud la reconoce como “una violación grave de los derechos humanos y un problema de salud pública mundial”. También señala que las mujeres con mayor riesgo de sufrir violencia son las migrantes, las indígenas, las transexuales y aquellas que padecen discapacidades. 

En concreto, la violencia contra las mujeres dedicada a la conservación de la biodiversidad no está bien reportada, afirma Owren. Antes de incorporarse al PNUD, Owren contribuyó a un Informe conjunto elaborado por la UICN y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) sobre los vínculos entre la violencia de género y la biodiversidad.

Cuando la UICN empezó a investigar para el informe, sabía que la violencia de género estaba ocurriendo, dice Owren. Sin embargo, existió una brecha entre los sectores de la biodiversidad y el cambio climático en cuanto al tratamiento de la violencia de género, por lo que los autores del informe decidieron reunir evidencia que respaldará dichas políticas, añade.

El informe de la UICN encontró a 303 profesionales que trabajan en los sectores de género o ambiente. De los encuestados, 69% eran mujeres y 31% hombres. 

Los resultados muestran que el 59% de las mujeres y el 57% de los hombres que respondieron a la encuesta habían observado –aunque no experimentaron directamente– casos de violencia de género durante la ejecución de proyectos ambientales e iniciativas.

La violencia psicológica, física y sexual contra las mujeres fueron las formas de violencia más denunciadas en la encuesta. 

De los encuestados que afirmaron haber observado violencia, el 76% de las mujeres y el 70% de los hombres declararon haber observado violencia psicológica. Al mismo tiempo, la violencia física fue señalada por el 58% de las encuestadas y el 70% de las encuestadas. La violencia sexual fue observada por el 43% de las mujeres y el 64% de los hombres, y el acoso sexual fue señalado por el 40% de las mujeres y el 55% de los hombres.

Proporción de profesionistas ambientales hombres (morado) y mujeres (naranja) que observaron violencia de género contra las mujeres durante la implementación de proyectos ambientales e iniciativas, desglosada en diferentes tipos de violencia: psicológica, física y sexual.
Proporción de profesionistas ambientales hombres (morado) y mujeres (naranja) que observaron violencia de género contra las mujeres durante la implementación de proyectos ambientales e iniciativas, desglosada en diferentes tipos de violencia: psicológica, física y sexual. Fuente: UICN, USAID. Gráfico de Tom Pearson para Carbon Brief.

Sin embargo, la encuesta de la UICN sólo reflejó la percepción de los profesionistas ambientales, no captó plenamente las experiencias de todas las mujeres que trabajan para el ambiente y han sufrido violencia, dice Laura Sabater, responsable del programa de género de la UICN, quien también fue coautora del informe. Pero, añade, eso revela cómo los cambios en la dinámica de poder pueden dar lugar a distintos tipos de violencia.

El informe concluye que la violencia de género “se utiliza para imponer el control sobre los recursos naturales y disminuir los esfuerzos de quienes trabajan por un ambiente seguro y sano”.

Varios factores contribuyente a la violencia de género, desde normas de género discriminatorias –como el abuso de poder o la discriminación en el lugar de trabajo mediante bajos inferiores a los de los hombres– hasta la falta de consecuencias para los agresores. 

El informe de la UICN también ilustra cómo se sobreponen las distintas formas de violencia de género. Owren explica un resumen de carbono: 

“Quitar a las mujeres sus títulos de propiedad es una forma de violencia económica, pero [cuando] se hace mediante violencia física, emocional, psicológica o sexual, es horroroso”.

Omi fue algo parecido. Ella es una líder indígena del pueblo emberá de Panamá y fue la primera mujer en convertirse en abogada en su territorio.

Las mujeres Emberá sufren discriminación y violencia cuando quieren participar en la política y en la toma de decisiones, afirma Omi. Los hombres atacan a las mujeres por participar y cuestionan si son aptas para ocupar cargos importantes. “Los hombres preguntarán: '¿por qué está esta mujer aquí?”, dice Omi.

De 2016 a 2021, Omi fue la autoridad tradicional del Congreso General Emberá de Alto Bayano, en Panamá, donde participó en la gobernanza del territorio Emberá. También ayudó a defender los derechos de su comunidad sobre su tierra y sus recursos naturales, y se mantuvo en busca de mejores oportunidades sociales, políticas y económicas para el pueblo Emberá.

Sara Omi, con la vestimenta tradicional y la pintura corporal del pueblo Emberá, que se extrae de la fruta Genipa Americana, conocida como "jagua".
Sara Omi toma la ropa tradicional y la pintura corporal del pueblo Emberá, que se extrae del fruto Genipa Americana, conocida como “jagua”. Crédito: Coordinadora de Mujeres Líderes Territoriales de Mesoamérica (CMLT).

Tras ese período, Omi se postuló para un puesto importante: cacique del Congreso, la máxima autoridad del Congreso Emberá. El cacique coordina el órgano de gobierno y el proceso de consulta de la comunidad.

Pero antes de las elecciones fue acusada de corrupción financiera -aunque, según Omi, el gobierno del Congreso no manejó fondos- y perdió la votación. En su lugar, fue elegido un hombre, en medio de sospechar de fraude, y los hombres mayores del territorio buscaron la forma de impedir que ella volviera a presentarse a las elecciones, afirma.

El hombre finalmente fue ratificado como nuevo jefe del Congreso. Él sostuvo que “las elecciones [que se] llevaron a cabo cumplieron una cabalidad con todos los requisitos del reglamento electoral aprobado por el Congreso General”, informó en su momento el medio panameño La estrella de Panamá

Omi denunció el proceso electoral ante la Defensoría del Pueblo de la República de Panamá, la cual emitida un Comunicado a nivel nacional en el que recomendaba que se celebraran de nuevos los comicios debido a que se encontraron elementos de fraude. Sin embargo, “lamentablemente no se cumplió”, afirma.

En aquel momento, la Defensoría del Pueblo se reunió con el hombre elegido. Él y los miembros del Congreso Emberá. calificaron de “histórico” el encuentro con el defensor del pueblo. El defensor también fue “invitado a visitar la región para conocer las necesidades de los pueblos indígenas”.

Omi fue atacada psicológicamente ya través de las redes sociales durante ese período. Cuenta a Carbon Brief que la experiencia “ha sido muy dolorosa”, pero que ahora está consiguiendo superar ese momento. Ella utiliza su experiencia para seguir protegiendo el territorio Emberá y luchando por el empoderamiento de las mujeres de la comunidad.

Un problema global

La falta de investigaciones sobre el tema hace que se desconozca la distribución de los casos de violencia de género en el mundo. Pero algunos grupos, entre ellos la organización. Testigo global, están intentando incorporar pistas.

Entre 2012 y 2021, unos 1,733 defensores de la tierra y el ambiente fueron asesinados por “intentar proteger sus tierras y recursos”, según un informe de 2022 de dicha organización. De ellos, 183 eran mujeres.

El informe subraya que estos datos son sólo la punta del iceberg, debido a las limitaciones a la libertad de prensa ya la falta de un registro independiente y verificado de los ataques. Indica: 

“Más allá de los asesinatos, muchos defensores y comunidades también están siendo silenciados mediante el uso de tácticas como las amenazas de muerte, la vigilancia, la violencia sexual o la criminalización. Este tipo de agresiones son aún menos denunciadas”.

El siguiente mapa muestra los países donde fueron asesinadas las 183 defensoras de la tierra y el medio ambiente durante 2012-21. Los asesinatos se registraron principalmente en Asia y América Latina.

Mujeres defensoras del ambiente asesinadas de 2012 a 2021, por país.
Mujeres defensoras del ambiente asesinadas de 2012 a 2021, por país. Fuente: Testigo Global. Gráfico de Tom Pearson para Carbon Brief.

El informe también relaciona, en la medida de lo posible, los asesinatos de defensoras del ambiente con distintas industrias. Señala que el mayor número de muertes estaban asociados con la minería y las industrias extractivas (39 muertes), la agroindustria (14), la energía hidroeléctrica (14) y la deforestación (12).

Un estudio reciente publicado en Sostenibilidad de la naturaleza explora algunas de las demás consecuencias que las industrias extractivas tienen sobre las defensoras del medio ambiente. Examina 523 casos de violencia contra defensoras del ambiente; En 81 de ellos, las mujeres fueron “asesinadas por su trabajo de defensa”, según el estudio.

También abordan otras formas de violencia a las que se enfrentan a las mujeres defensoras, como procesos penales, desplazamiento de sus hogares y abusos de sus derechos humanos. 

“La represión, la criminalización y la persecución violenta están estrechamente vinculadas, mientras que el desplazamiento y el asesinato aparecen como resultados extremos cuando la violencia del conflicto empeora”, dice el estudio.

El informe de género de la UICN 2020 Destaca también otros tipos de violencia de género. 

Un ejemplo es la práctica del sexo por pescado, común en el este y sur de África.

Consiste en que las mujeres compradoras de pescado son explotadas por los pescadores, quienes les exigen sexo a cambio de sus capturas. Según el informe de la UICN, esta práctica, que se basa en dinámicas de poder desiguales y suele ocurrir en pequeñas pesquerías, hace que las mujeres sean más vulnerables al VIH y al sida.  

Kenia introdujo el proyecto “no hay sexo para los peces”para ayudar a detener esta práctica. El proyecto creó una cooperativa de mujeres para mejorar sus habilidades empresariales y facilitarles el apoyo financiero mediante ahorros y préstamos. La cooperativa ayudó a las mujeres a comprar sus propias embarcaciones: en seis meses se construyeron tres barcos, lo que ayudó a las mujeres a dirigir con éxito sus negocios. 

Aunque el programa no terminó con la práctica de intercambiar pescado por sexo, propició cambios culturales al concientizar sobre estas actividades nocivas, dice el informe.

Otro ejemplo es el matrimonio infantil, que practicarse habitualmente en zonas del sur de Asia, donde el 56% de las mujeres se casan antes de los 18 años, y en el África subsahariana, donde lo hace el 46% de las mujeres. Níger, en el noroeste de África, tiene la mayor prevalencia de matrimonio infantil: el 77% de las mujeres se casan antes de los 18 años, frente al 5% de los hombres, según el informe de la UICN. En Bangladesh, según el informe, el matrimonio infantil ha sido una opción de supervivencia para las mujeres que viven en lugares amenazados por catástrofes. 

“Sin embargo, el matrimonio infantil no es sólo una violación de los derechos de los niños, sino que tiene un efecto dominó en todas las etapas de su vida” y perpetúa la violencia, dice el informe.

La discriminación, el abuso de poder y el acoso en el lugar de trabajo son otros tipos de violencia de género que surgen a las mujeres en distintas regiones, revela el informe.

En Argentina, por ejemplo, una mujer del cuerpo de bomberos fue apartada del trabajo de campo a causa de su género.

Larissa Gómez, ingeniera forestal mexicana, experimentó una situación similar. En 2019 fue a la Selva Lacandona, en el sur de México, acompañado de su marido, para investigar cómo los carnívoros, como jaguares y pumas, se comen al ganado. 

Cuando estaba entrevistando a los ganaderos, los hombres solo miraban y hablaban con su marido, a pesar de que era ella quien realizaba la investigación. Cuenta un Breve Carbono:

“Era bastante incómodo y me daba miedo andar sola. No hubiera tenido que ir acompañado si fuera un hombre, pero esa es la situación en nuestro país”. 

Ella también sufrió acoso durante sus estudios académicos, afirma.

empoderamiento

En respuesta a la violencia que sufren las mujeres que trabajan en la conservación de la biodiversidad, varias organizaciones de la sociedad civil han creado iniciativas para promover la igualdad de género en los proyectos de conservación y empoderar a las mujeres en el trabajo ambiental.

Tatiana Galluppi es la directora de la Organización Paraguaya para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (OPADES), una organización no gubernamental que realiza actividades de conservación en áreas protegidas, monitoreo de la biodiversidad, investigación, ciencia comunitaria y educación ambiental niños en todo el país.

Desde 2015, Galluppi y su equipo, compuestos por un equipo técnico y una red de más de 200 jóvenes voluntarios, trabajan con las comunidades locales.

Tatiana Gallupi liderando un grupo de jóvenes para monitorear aves en la cordillera de Ybytyrusu, en el suroeste de Paraguay.
Tatiana Gallupi lidera un grupo de jóvenes que realiza el seguimiento de aves en la cordillera de Ybytyrusu, en el suroeste de Paraguay. Crédito: Cuartoscuro/OPADES

OPADES promueve el empoderamiento de jóvenes y mujeres, afirma Galluppi. El personal y los voluntarios reciben entrenamiento para saber cómo prevenir la violencia entre todos los integrantes de la organización y garantizar la igualdad de género en las actividades que realizan. La organización incluye un mecanismo para presentar quejas de miembros, voluntarios o personas externas. El año pasado también realicé dos talleres sobre violencia de género.

Galluppi explica un resumen de carbono:

“Buscamos fortalecer y tomar en serio el tema de ambientes seguros porque sabemos que en la conservación es bastante difícil llegar a zonas rurales donde el machismo está muy arraigado”.

Ella también tiene previsto crear talleres de mantenimiento y reparación de vehículos para las mujeres de OPADES. Dice que así serán más independientes cuando viajen solas al campo, y podrán emprender proyectos de conservación sin necesidad de ir acompañados de un hombre.

Su compromiso por ampliar la igualdad de género en su organización surgió luego de haber sufrido violencia de género en carne propia. En pleno trabajo de campo en Paraguay, fue acosada por un compañero de trabajo.

Ella denunció a su acosador, pero algunos compañeros negaron su versión de los hechos. Sin embargo, gracias a la demanda, más mujeres alzaron la voz por haber vivido experiencias similares, y el hombre fue despedido. Ella dice:

“Quiero que todas las mujeres sepan que no estamos solas. Lo más importante es estar unidos”.

La solidaridad entre mujeres es una de las muchas soluciones para impulsar la igualdad de género en la conservación de la biodiversidad. 

Gemara Gifford, estudiante de doctorado en ciencias socioambientales en la Universidad Estatal de Colorado quien ha trabajado en comunidades centroamericanas, afirma que el primer paso para mitigar la violencia de género es tratar de sanar.

Describa cómo funcionó en un Proyecto en Guatemala –dirigido por organizaciones como Arboles, Agua y Gente, la Asociación Guatemalteca de Silvicultura Comunitaria Utz Che' y USAID– en el que crearon “espacios colectivos de sanación” para sanar tanto individualmente como en grupo de mujeres. En esos espacios, las mujeres se reúnen para identificar la violencia y ayudarse a procesar la violencia que han sufrido.

A nivel comunitario, las organizaciones pueden combatir la violencia de género, por ejemplo, educando a los hombres para que reconozcan los derechos tanto de las mujeres indígenas como de las mujeres de la comunidad, afirma Omi. 

El informe de la UICN presenta casos de éxito de este tipo de educación. En uno de sus proyectos en Ruanda, ActionAid –organización no gubernamental internacional que trabaja para acabar con la pobreza y la injusticia– comprobó que las mujeres notaban “cambios en el comportamiento de los hombres hacia la participación de las mujeres en las cooperativas” tras la realización de entrenamientos destinados a sensibilizar a los hombres sobre cuestiones de género.

Owren detalla un Carbon Brief:

“No es sólo cosa de mujeres. Para acabar con la violencia de género hacen falta [nuevas] normas sociales. Y eso significa que necesitamos diferentes actores en la mesa para cambiar la cultura. [Eso] lleva tiempo”.

respuesta internacional

Desde que la ONU establecio la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) en 1979, los derechos de la mujer y la erradicación de la violencia contra las mujeres han sido ampliamente reconocidos en la política internacional como requisitos importantes para conservar el ambiente. 

Uno de los acuerdos internacionales más citados para proteger los derechos de la mujer es la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Se cambiará en 2007 y su objetivo es proteger a las mujeres y los niños indígenas de todas las formas de violencia.

Tratados internacionales como el Convenio sobre la Diversidad Biologica han reconocido el papel crucial de las mujeres en la conservación de la biodiversidad y la necesidad de su participación en la elaboración de políticas.

En 2022, la cumbre de la ONU sobre biodiversidad COP15 contenida en Montreal vio surgir el Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica. El marco contiene 23 metas. Dos de ellas –las metas 22 y 23– están relacionadas con la igualdad de género. 

La meta 22 pretende proteger a los defensores de los derechos humanos ambientales y garantizar la representación inclusiva, la participación, y el acceso a la justicia ya la información para las mujeres, los pueblos indígenas y los jóvenes.

La meta 23 pide que se reconozca el acceso a la tierra ya los recursos naturales, la participación y el liderazgo de las mujeres y que el marco se aplique con una perspectiva de género.

La inclusión del término “perspectiva de género” consagra la seguridad y protección de las defensoras del ambiente en el marco, afirma Wen-Besson.

Además, hay “una creciente evidencia” de que alcanzar la igualdad de género puede traer “resultados positivos tanto para la naturaleza como para el bienestar de la comunidad”, escribieron dos científicos en un artículo de perspectiva publicado en Naturaleza en el que se pide a los responsables de la toma de decisiones que aplican tales objetivos.

Además del propio marco, el “plan de acción sobre género” que lo acompaña –un documento estratégico para apoyar la aplicación con perspectiva de género del marco– incluye un objetivo sobre la violencia de género (objetivo 1.5). Dice así:

La violencia de género contra las mujeres que conservan la naturaleza aparece en uno de los objetivos del "plan de acción sobre género", adoptado en diciembre de 2022 en la Cumbre de Biodiversidad de la ONU COP15.
La violencia de género contra las mujeres que conservan la naturaleza aparece en uno de los objetivos del “plan de acción sobre género”, adoptada en diciembre de 2022 en la Cumbre de Biodiversidad de la ONU COP15. Fuente: CBD (2022) Plan de acción sobre género página 8.

Wen-Besson dice en Carbon Brief que esto “significa que las partes han acordado a nivel mundial que se trata de un problema real”, pero añade que la lucha contra la violencia de género “necesita acción, investigación y soluciones”.

Casi 30 países mencionan la inclusión de la perspectiva de género en sus compromisos climáticos en el marco del Acuerdo de París, y dos de ellos hicieron referencia al término “violencia de género”, según un análisis de la UICN. Dados Wen-Besson:

“El hecho de que haya un reconocimiento [de la inclusión de género] en las políticas nacionales de 28 países, es significativo”.

Para trabajar por la erradicación de la violencia de género, las organizaciones ecologistas pueden elaborar análisis para identificar y abordar la violencia de género, asociarse con organizaciones humanitarias y sanitarias para prevenir la violencia y dar prioridad a proyectos basados ​​en evidencias, para obtener financiación de entidades públicas y privadas, según la UICN. 

Las organizaciones internacionales y los centros de investigación también pueden contribuir a este análisis. Un articulo reciente de perspectiva en Comida de la naturaleza llama a crear una agenda colectiva para investigar la violencia de género en los sistemas alimentarios y su inclusión en informes y políticas internacionales. 

La mayoría de las mujeres entrevistadas para este artículo mencionan que el acceso a fondos y la construcción de capacidades son esenciales para lograr la igualdad de género.

Ya existen algunos mecanismos de financiación que apoyan la igualdad de género en los programas ambientales. tanto el Fondo para el Medio Ambiente Mundial COMO EL Fondo Verde para el Clima incluyen requisitos para asegurar que los proyectos no exacerben o crean violencia de género. 

Las subvenciones RISE (Entornos resilientes, inclusivos y financiados) de la UICN han nueve proyectos en África, Asia y América Latina para abordar la violencia de género en proyectos ambientales, llegando a más de 11.500 beneficiarios.

Una de esas subvenciones se concedió a la Asociación para la Conservación de la Vida Silvestre de Kenia (KWCA), una organización paraguas que representa a 167 reservas de Kenia. 

La asociación formó a su personal para impulsar la discusión sobre las normas de poder y la violencia de género. Tras la capacitación, observaron actitudes positivas entre el personal de la KWCA hacia la aplicación de medidas para aumentar la igualdad de género durante sus operaciones, afirma joyce peshu, responsable de género de la organización. Por ejemplo, señale que KWCA modificó su constitución para garantizar que su consejo nacional de conservación incluya a mujeres en las elecciones.

Peshu comparte con Carbon Brief:

“Una de las lecciones que [aprendimos]… es ver el empoderamiento económico de las mujeres. [Eso significa] ser capaz de apoyar a las mujeres que ya trabajan en empresas basadas en la naturaleza, para que hagan crecer sus negocios hasta un nivel en el que ganen confianza para acatar la oposición y entrar en espacios de liderazgo en la conservación y la gestión de los recursos naturales”. 

Algunas mujeres que ahora desempeñan puestos estratégicos en la conservación de la biodiversidad han superado episodios de violencia de género y promovido el empoderamiento de las mujeres. Gifford afirma que, aunque “algunas supervivientes se identifiquen más tarde en líderes destacados”, esto no suele ocurrir hasta “después de haber salido de su comunidad o de haber abandonado esa violencia”.

Sin embargo, las mujeres no pueden ser las únicas que trabajaron para cambiar esta realidad, afirma Wen-Besson. El apoyo internacional y nacional es esencial para abordar la igualdad de género en la conservación a nivel mundial. Dice un calzoncillo de carbono:

“Como superviviente, no quiero decir que la responsabilidad recae en las supervivientes y las mujeres. Las soluciones requieren todas las herramientas de nuestra caja de herramientas: capacidad, personas, conocimientos, productos, orientación, dinero, políticas y cambio institucional”.

Explicador: Cómo terminar la violencia de género ayudará a cumplir las metas de conservación

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