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Cómo entender bien la cultura: un ejercicio de intencionalidad | Startups de la UE

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En el vertiginoso mundo de las nuevas empresas tecnológicas, mantener la cultura empresarial a medida que se escala es una tarea delicada. Como fundador de tecnología que ha capeado las tormentas del crecimiento, he llegado a comprender que nutrir y preservar el espíritu de nuestra organización es tan crucial como el producto o cualquier línea de código que escribimos. Desde los primeros días de conceptualización de la oferta hasta las bulliciosas plantas de oficinas que albergan a cientos de personas, el viaje de la evolución cultural es a la vez desafiante y gratificante.

En el centro de este viaje se encuentra la comprensión de que la cultura no es algo que se pueda aplicar como una pegatina; es un entorno meticulosamente elaborado desde adentro hacia afuera, nutrido y protegido. La cultura requiere intencionalidad. A medida que pasamos de un puñado de personas apasionadas a un próspero equipo de innovadores, es vital reconocer que mantener la cultura evoluciona junto con el crecimiento. Estas son algunas de las conclusiones que he aprendido y que creo que pueden ser útiles para cualquier fundador de tecnología:

La cultura es intencional y se expresa como tal.

En primer lugar, la cultura debe definirse y comunicarse deliberadamente. Desde el inicio de Bounce durante mi tiempo en Nueva York, nuestros valores fundamentales no eran sólo palabras en la pared; eran los principios rectores que daban forma a cada decisión e interacción. A medida que su empresa crece, esta base sirve como brújula, asegurando que cada nuevo miembro comprenda y contribuya a nuestra visión compartida. Celebramos deliberadamente a los miembros del equipo cuando encarnan los valores fundamentales de Bounce y hemos descubierto que esto refuerza y ​​consolida la cultura.

Además, en una gran encrucijada, cuando hay que tomar una decisión estratégica, la cultura y los valores sirven como un principio rector confiable. Decidir construir nuestra oficina física en Lisboa es un gran ejemplo de cómo nos hemos esforzado por fomentar un entorno en el que cada miembro del equipo pueda tomar decisiones propias porque la cultura está muy alineada. Cada miembro del equipo comprende cuál es el camino de mayor impacto hacia la empresa. Como resultado, también podemos responsabilizarnos a nosotros mismos y a los demás, lo que nos ayuda a aceptar y crecer a partir de nuestros errores y a mantenernos ágiles y ágiles.

La contratación adecuada es esencial para la cultura

Otro componente clave de la cultura es la contratación. En un panorama tecnológico competitivo, la tentación de priorizar las habilidades sobre la adaptación cultural cobra gran importancia. Sin embargo, hemos aprendido por las malas que una desalineación de valores puede alterar la cohesión del equipo. Al priorizar candidatos que no solo poseen las habilidades necesarias sino que también resuenan con nuestra cultura, hemos fomentado un equipo que se nutre de la pasión compartida y el respeto mutuo. Siempre es mejor posponer la contratación de alguien, en lugar de desempeñar un puesto apresuradamente o por desesperación. El objetivo es contratar a la persona adecuada, no a la persona del momento.

Un equipo empoderado es un equipo capaz

Empoderar e involucrar a nuestro equipo es otra piedra angular de nuestra estrategia de preservación de la cultura. En un entorno que cambia rápidamente, es fundamental fomentar un sentido de propiedad y autonomía entre los empleados. Al fomentar la creatividad, la innovación y el diálogo abierto, hemos cultivado un entorno en el que se escucha cada voz, cada idea importa y todos tienen un sentido de propiedad e impacto en la empresa. Cuando todos los miembros del equipo sienten que pueden ofrecer ideas, hacer preguntas o desafiar decisiones e ideas, se fomenta un entorno en el que todos podemos aprender unos de otros y crear juntos el mejor producto.

La transparencia genera confianza y, en última instancia, afecta la retención.

Sumado a esto, diría que la transparencia es otro componente vital de la cultura. Mantener al equipo bien informado y al tanto de la información sobre la empresa, como la trayectoria financiera y los desafíos que enfrentamos, reúne de manera efectiva a todos en torno a un objetivo común. Este enfoque abierto y honesto genera confianza y fomenta un sentido de unidad entre los miembros del equipo. La comunicación abierta es un motivador muy poderoso, ya que anima al equipo a trabajar en conjunto para encontrar soluciones.

Pero la cultura no es estática; es una entidad viva que respira y que debe adaptarse y evolucionar con los tiempos. A medida que hemos escalado, hemos reconocido la necesidad de revisar y perfeccionar nuestras normas culturales para reflejar la dinámica cambiante de nuestro equipo y nuestra industria. Este es un desafío continuo, ya que hemos escalado de 5 a 50 y ahora pasamos a la siguiente fase de crecimiento, de 50 a 500. La flexibilidad y la apertura al cambio han sido fundamentales para garantizar que nuestra cultura siga siendo relevante e inclusiva. .

Mantener la alineación e integrar nuestra cultura en todos los departamentos y zonas horarias ha sido un desafío importante. El crecimiento conlleva el riesgo de que se formen silos, lo que amenaza la cohesión que tanto hemos trabajado para construir. Al fomentar la colaboración interfuncional y fomentar un sentido de pertenencia entre los miembros remotos del equipo, hemos cerrado la brecha y fortalecido nuestro tejido cultural.

Por último, pero no menos importante, creo firmemente en transmitir la importancia de la cultura en cada miembro del equipo. Cada empleado es responsable de encarnar la cultura y denunciarla cuando piensa que algo no concuerda. Para mí, creo que es esencial inculcar estas cosas en mis prácticas cotidianas y en mi forma de operar; predicar con el ejemplo y nutrir nuestra cultura de arriba hacia abajo es primordial. Al incorporar nuestros valores en mis interacciones diarias y en mi toma de decisiones, he buscado inculcar una cultura de integridad, transparencia y empatía.

Mantener la cultura empresarial como fundador de tecnología en medio del crecimiento es un viaje lleno de desafíos y oportunidades. Al definir y comunicar nuestra cultura, contratar a personas adecuadas, empoderar a nuestro equipo, adaptarnos al cambio, alinear todos los departamentos y liderar con el ejemplo, hemos cultivado un lugar de trabajo donde las personas prosperan, las ideas florecen y la innovación no conoce límites. A medida que continuamos escalando nuevas alturas, preservar nuestra identidad cultural sigue siendo no sólo una prioridad sino un deber sagrado. Después de todo, en el panorama tecnológico en constante cambio, nuestra cultura es la brújula que nos guía hacia un mañana mejor.

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