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La guía de los psiconautas sobre los malos viajes: consejos tanto para el permatripper como para el principiante novato en psicodélicos

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guía para un mal viaje con ácido

Guía psiconauta sobre malos viajes y consejos para el permatripper

El reino de los psicodélicos es una fascinante y profunda madriguera que ha cautivado a innumerables personas a lo largo de la historia de la humanidad. Estas sustancias que alteran la mente tienen la increíble capacidad de destruir nuestras formas convencionales de percibir la realidad, impulsándonos a territorios inexplorados de exploración de la conciencia.

Para muchos psiconautas, los viajes psicodélicos pueden ser experiencias profundamente transformadoras, que ofrecen conocimientos profundos, curación emocional e incluso despertares espirituales. Se levanta el velo de la percepción cotidiana, revelando la belleza sublime y la interconexión de todas las cosas. Estos estados trascendentes pueden infundir un renovado sentido de asombro, gratitud y aprecio por el valor de la vida misma.

Sin embargo, es fundamental abordar este ámbito con el máximo respeto y precaución. Los psicodélicos son herramientas poderosas con las que no se debe jugar. Si bien pueden catalizar un inmenso crecimiento personal, también conllevan el potencial de causar daños, especialmente cuando se usan indebidamente o se toman en entornos inseguros.

La advertencia que inspiró este artículo proviene de un compañero de viaje que compartió su inquietante experiencia on Reddit después de ingerir accidentalmente lo que probablemente era un compuesto NBOMe, un psicodélico sintético peligroso. Su desgarrador viaje se vio empañado por malestar físico, imágenes aterradoras y alteraciones perceptivas duraderas, lo que sirvió como un recordatorio aleccionador de los riesgos asociados con estas poderosas sustancias.

Son historias como estas las que subrayan la importancia de la reducción de daños, la educación y el uso responsable dentro de la comunidad psicodélica. Debemos acercarnos a estas medicinas sagradas con reverencia, preparación y compromiso con la seguridad, para que no seamos víctimas de sus potenciales más oscuros.

En este artículo, nuestro objetivo es impartir sabiduría y orientación a compañeros psiconautas, basándose tanto en experiencias personales como en el conocimiento colectivo de la comunidad psicodélica. Nuestro objetivo es capacitar a las personas con las herramientas y comprensión necesaria para navegar estos ámbitos de forma segura y responsable, minimizando el daño potencial y maximizando los profundos beneficios que estas sustancias pueden ofrecer.

Es fundamental comprender que estamos ante una amplia gama de compuestos, tanto naturales como sintéticos. El psiconauta que compartió su desgarradora experiencia sirve como un claro recordatorio de los peligros potenciales que acechan en este reino.

El legendario químico Sasha Shulgin, a menudo denominado el "padrino de los psicodélicos", dedicó su vida a explorar el fascinante mundo de los compuestos psicoactivos. A través de su innovador trabajo detallado en libros como “PiHKAL” y “TiHKAL”, Shulgin sintetizó y bioensayó miles de sustancias diferentes, muchas de las cuales exhibían propiedades psicodélicas.

Si bien las contribuciones de Shulgin han ampliado nuestra comprensión de estos compuestos, también resaltan una realidad aleccionadora: existen potencialmente miles de psicodélicos sintéticos, muchos de los cuales son legales y pueden producirse en laboratorios clandestinos. Estas sustancias pueden parecerse a los psicodélicos clásicos como el LSD o psilocibina en su estructura química, pero sus efectos y posibles consecuencias siguen siendo en gran medida desconocidos.

Los psicodélicos clásicos, como el LSD, psilocibina, y DMT, han sido objeto de extensas pruebas e investigaciones en humanos, aunque a menudo en condiciones no ideales debido a su estatus legal. Sin embargo, con estos productos sintéticos, carecemos de datos cruciales sobre su seguridad, dosis y posibles efectos a largo plazo. La ingestión de estos compuestos sin el conocimiento y las precauciones adecuadas puede tener consecuencias desastrosas, como descubrió dolorosamente nuestro amigo de Reddit.

El viejo dicho: "Si es amargo, escupe" es una buena regla general cuando se trata de identificar posibles impostores, ya que el LSD generalmente no tiene sabor. Sin embargo, depender únicamente del gusto puede ser una apuesta arriesgada y deberíamos esforzarnos por encontrar métodos más fiables de identificación de sustancias.

Una manera relativamente simple y económica de probar la presencia de LSD es utilizar el reactivo de Ehrlich, una solución química que cambia de color en presencia de ciertos compuestos de indol, incluido el LSD. Al aplicar una pequeña cantidad del reactivo a una muestra de la sustancia sospechosa, un color púrpura indicará la presencia de LSD, proporcionando un grado de certeza mucho mayor que confiar únicamente en el sabor.

Además, es crucial establecer una fuente confiable para obtener los compuestos psicodélicos que desea. Establecer relaciones con personas de buena reputación dentro de la comunidad psicodélica y verificar su credibilidad puede ser de gran ayuda para garantizar que obtenga lo que espera. Además, es absolutamente imprescindible tener precaución y realizar una investigación exhaustiva antes de ingerir cualquier sustancia nueva.

Sin duda, la prohibición de las drogas ha dificultado el acceso a información precisa y a métodos de prueba confiables, pero es nuestra responsabilidad colectiva como psiconautas priorizar la reducción de daños y la seguridad. Al empoderarnos con conocimiento, fomentar el apoyo comunitario y abogar por políticas de drogas sensatas, podemos navegar por los reinos psicodélicos con mayor confianza y mitigar los riesgos asociados con estas poderosas sustancias.

Incluso con la máxima preparación y precauciones, los viajes psicodélicos a veces pueden desviarse y provocar experiencias inquietantes o abrumadoras. En esos momentos, es crucial permanecer firme y evitar sucumbir al pánico, sin importar cuán tentador pueda ser enfrentarse a demonios alucinatorios que se burlan de cada uno de sus movimientos.

El primer paso para recuperar el control es detenerse, respirar profundamente y concentrarse en el simple acto de respirar. A medida que su mente corre a mil millas por minuto, seguir conscientemente el flujo de aire que entra y sale de su cuerpo puede servir como ancla y conectarlo a tierra en el momento presente. Relaja tu cuerpo, acepta la situación en la que te encuentras y suelta cualquier resistencia.

Uno de los mayores catalizadores que exacerban la intensidad de un viaje desafiante es el miedo y el pánico. Cuanto más luches contra la experiencia, más se defenderá. En cambio, adoptar una mentalidad de aceptación y rendición puede ser la clave para capear la tormenta. Acepte que se encuentra en un estado alterado, reconozca que no se siente bien y simplemente esté presente en cualquier cosa que surja, sin juzgar ni resistir.

A menudo resulta útil encontrar un espacio tranquilo y cómodo donde puedas vivir la experiencia sin distracciones ni estímulos externos. Consiga el apoyo de un amigo de confianza o de un cuidador de viajes que pueda controlarlo periódicamente y al mismo tiempo brindarle el espacio que necesita para navegar por los reinos internos.

Recuerde el mantra: "Lo que sube debe bajar". Si bien la intensidad de una experiencia psicodélica puede parecer eterna en el momento, es importante recordar que es un estado temporal. Los efectos eventualmente desaparecerán, generalmente dentro de 12 a 16 horas, dependiendo de la dosis y la sustancia consumida. En algunos casos, el viaje puede prolongarse aún más, pero con paciencia y aceptación, la turbulencia eventualmente dará paso a aguas más tranquilas.

Una vez me encontré en un estado extraordinariamente prolongado después de consumir una cantidad sustancial de peyote, tropezando durante un mes entero. Si bien fue un desafío, esta experiencia me enseñó la importancia de rendirme a la experiencia, reconociendo que mi cuerpo y mi sistema nervioso estaban en un estado de alerta elevado. Al adoptar una mentalidad de aceptación y centrarme en prácticas de cuidado personal como la respiración profunda y la relajación, pude volver a un modo parasimpático y, finalmente, volver a la línea de base.

Relajarse en medio del caos de una experiencia psicodélica no es tarea fácil, pero puede ser la clave para transformar una pesadilla en un viaje más manejable e incluso revelador. Al dejar de lado la resistencia, conectarte al momento presente y confiar en la naturaleza temporal de la experiencia, podrás afrontar incluso los viajes más difíciles con mayor facilidad y gracia.

Si bien la novedad y la emoción de una experiencia psicodélica pueden ser atractivas, es crucial reconocer que el verdadero valor de estas sustancias se extiende mucho más allá del simple "viaje" recreativo. Un viaje psicodélico tiene el potencial de catalizar una profunda transformación interna, facilitar el procesamiento de traumas pasados ​​y ofrecer una profunda sensación de conexión con el universo y el tejido mismo de la conciencia.

Sin embargo, millones de personas se acercan a estas sustancias con la única intención de “dispararse”, tratándolas como poco más que un medio para alcanzar un subidón entretenido. Esta mentalidad inherentemente no respeta la naturaleza sagrada de la experiencia psicodélica y aumenta el riesgo de encontrar sus aspectos más oscuros.

A lo largo de la historia, los chamanes y visionarios han sido los verdaderos administradores de la sabiduría psicodélica, navegando por las turbulentas aguas de estos reinos con reverencia y propósito. Entendieron que estas experiencias no eran meros “viajes” sino viajes profundos, emprendidos con el máximo respeto e intención.

Uno de los caminos más rápidos para encontrar los aspectos más desafiantes de los psicodélicos es abordarlos con indiferencia, descartando su poder y tratándolos como una fuente de mero placer o entretenimiento. Este desprecio por su potencial transformador puede conducir a experiencias desgarradoras, como descubrí de primera mano durante un viaje de un mes con peyote. Posteriormente, un chamán me impartió la sabiduría de que el “Espíritu del Peyote” había prolongado mi viaje como lección de respeto a estas medicinas sagradas.

Desde entonces, he adoptado una postura de humildad y reverencia, esperando pacientemente la invitación de las plantas aliadas antes de embarcarme en una experiencia psicodélica. Verifico que todos los factores estén alineados (escenario, entorno, momento e intención) antes de continuar. Cuando las condiciones son adecuadas, afronto la experiencia sabiendo que estoy emprendiendo un viaje transformador que exige mi máximo respeto y dedicación.

El verdadero poder de los psicodélicos no reside en la emoción fugaz del “viaje” en sí, sino en la capacidad de integrar las lecciones y conocimientos adquiridos en nuestra vida de vigilia. Al abordar estas experiencias con humildad e intención, podemos descubrir tesoros profundos dentro de los reinos de la psicodelia y traerlos de regreso a este plano de existencia de una manera funcional y aplicable.

Perseguir el viaje por sí mismo es como jugar a la ruleta rusa con una mala experiencia. Tarde o temprano, el ego será humillado y puede sobrevenir un viaje profundamente desafiante. Sin embargo, incluso frente a tal adversidad, si mantenemos una mentalidad abierta y humilde, estas experiencias pueden catalizar cambios positivos y crecimiento personal significativos.

Los psicodélicos no son meros juguetes recreativos, sino poderosas herramientas para la autoexploración y la transformación. Al honrar su naturaleza sagrada, acercarnos a ellos con reverencia e intención y comprometernos con la integración de sus lecciones, podemos desbloquear todo su potencial para el crecimiento personal y el despertar espiritual.

La desgarradora experiencia compartida por nuestro compañero psiconauta sirve como un recordatorio aleccionador de la importancia de la responsabilidad, el respeto y la precaución al aventurarse en los reinos de la psicodelia. A través de las tres lecciones descritas en este artículo (conocer sus sustancias, permanecer firme durante experiencias desafiantes y abordar estos viajes con reverencia e intención) nuestro objetivo es capacitar a otros para navegar estos poderosos territorios de manera segura y decidida.

Al valiente individuo que inspiró esta pieza, le deseamos una pronta recuperación e integración de las lecciones aprendidas de su terrible experiencia. Su disposición a compartir su historia, por difícil que sea, tiene el potencial de evitar que otros caigan en situaciones similares e inspirar una apreciación más profunda de la santidad de las experiencias psicodélicas.

Si bien su viaje fue sin duda desafiante, que en última instancia sirva como catalizador para el crecimiento personal, la sabiduría y un compromiso renovado para recorrer estos caminos con el mayor cuidado y respeto. Su experiencia no ha sido en vano, ya que ha provocado una onda de conciencia que puede guiar a muchos otros hacia exploraciones de conciencia más conscientes y transformadoras.

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