Si bien aún no se ha tomado una decisión final sobre la emisión de un euro digital, el BCE ha estado ocupado investigar opciones antes de un posible lanzamiento, que se produciría en 2026 como muy pronto.

Es posible que el efectivo aún domine los volúmenes de pagos en Europa, pero durante la pandemia se aceleró una larga tendencia a la baja. Bindseil destacó que "el efectivo es nuestro bebé" y que el banco trabajará para garantizar su existencia continua.

Sin embargo, dado que el uso de efectivo está disminuyendo, es necesario tomar medidas para preservar el dinero del banco central. Un euro digital trata de preservar ese sistema, no de revolucionar el dinero.
Bindseil también buscó brindar tranquilidad sobre el impacto de un euro digital en la estabilidad financiera.

“Debe evitarse el uso excesivo del euro digital como forma de inversión y el riesgo asociado de grandes cambios repentinos de los depósitos bancarios al euro digital”, dice un informe del BCE.

Esto significa que habrá un límite a las tenencias individuales mientras que el modelo de distribución se basará en intermediarios supervisados.

Bindseil reconoció que la privacidad es una preocupación importante para muchos y dijo que el BCE no tiene ningún interés en ver o almacenar la información privada de los usuarios.

Witlox señaló que un euro digital también tendría un componente fuera de línea que permitiría ejecutar pagos a corta distancia sin la necesidad de validación de terceros, como el efectivo.

A medida que el BCE se acerca a la decisión de pasar a la siguiente etapa de desarrollo, Willox dijo que una consideración clave es si un euro digital facilita la vida a los europeos al proporcionar una forma armonizada de pago.